El uso generalizado de la mascarilla junto con la vacunación, la higiene de manos y la distancia social han contribuido a la prevención y control de la pandemia por Covid 19. No obstante y a pesar de su beneficio, el uso de mascarillas trae asociado una serie de efectos indeseables en la salud ocular.
Han sido múltiples los estudios internacionales, uno de ellos realizado en España, donde se pone de manifiesto el incremento de casos de ojo seco, así como el empeoramiento de los casos previamente diagnosticados.
Es tal la incidencia que tiene esta alteración que ha recibido un nombre, Síndrome M.A.D.E, Mask Associated Dry Eye, traducido como ojo seco asociado al uso de mascarillas. Es fácil entender que con la mascarilla ocluyendo la boca y la nariz, el aire espirado por dichos orificios corporales se redirige hacia la parte superior de la cara, especialmente cuando la mascarilla no está bien ajustada. Dicho aire está a mayor temperatura y es rico en gases irritantes para la superficie ocular, desestabilizando la película lagrimal y produciendo irritación e inflamación ocular.
Asimismo, se ha observado una mayor incidencia en infecciones de la superficie ocular producidas por gérmenes que normalmente habitan la cavidad oral o fosas nasales que son transportados hasta los ojos por el aire espirado.
Estos síndromes son más graves en personas usuarias de lentes de contactos por lo que deben acudir a su especialista ante la aparición de síntomas irritativos.